Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 98
Trata en este capítulo como ubieron batalla los mexicanos con los de Huexoçingo, Cholula, Atlixco, y como murieron en ella de los mexicanos ocho mill y dozientos y de los enemigos seis mill, y del llanto que dellos se hizo

Dixeron los prençipales mexicanos Hezhuahuacatl Maçeuhcatzin y Acolnahuacatl Teçihuanitzin y Tezcacoacatl y Teyohualpachoatzin, dixeron al capitán Cuauhnochtli mandasen a los de Aculhuacan y tlalhuacpanecas de Tacuba comiençen a escojer a los que an de ser delanteros para la guerra y, conformados, bayan en tres cuadrillas, con orden, sin desmandarse uno ni nenguno, sino todos yhualmente. Llegados a la frontera de los enemigos, estauan ya ellos escoxidos, los balerosos soldados de Huexoçingo y Cholula, las fronteras, con baleroso ánimo. Bisto a los mexicanos, dízenles: "Ea, sobrinos, prouemos la bentura de cada uno". Dixeron los mexicanos: "Sea mucho de norabuena, hermanos nros, como si no fueran enemigos capitales". Y así, comiençan con balerosos ánimos los unos a los otros, tan balerosamente, y como los de Huexoçingo y Cholula eran al seis doble de gente, dan tan de súpito todos ellos a los mexicanos que comiençan a matar y prender a ynfinitos de ellos. Y ya que quería çerrar la noche, dixeron los mexicanos: "Hermanos huexoçingas, por agora çese esta batalla, pues para siempre a de ser, que, fin, entre nosotros y bosotros es llamado xochiyaoyotl", como dezir batalla çebil y gloriosa, rroseada, con flores, preçiada plumería de muerte gloriosa, con alegría, en campo florida, pues no es con traiçión, sino de boluntad, de que todos los enemigos fueron muy contentos de ello. Llegados los mexicanos a Tzitzihuacan, dizen entre todos ellos: "Ya beis, hermanos, el susçeso desta guerra y la gente que nos an muerto y presos que an lleuado, que de los mexicanos y enemigos está el campo florido de cuerpos muertos, paresçen rrosas coloradas bueltos en preçiada plumería, y muertos con tanta alegría, que ya están gozando de nros anteçesores y rreyes pasados, en conpañía del Mictlanteuctli, el señor del ynfierno. biemos agora mensajero al rrey Monteçuma a le hazer sauer el susçeso de la guerra en estas partes del mundo, orillas del agua del çielo y prençipio tierra del mundo ("teoatenpan, tlachinoltepan") muerte buelta de esmeraldas y plumería dolorida, rrica. Tanbién le hazemos saber como en esta batalla florida murieron los balerosos mexicanos prençipales llamados Ezhuahuacatl Maçeuhcatzin, Nacolnahuacatl Teçicuanitzin, Tezcacoacatl [138v] y Teyohualpachoa, éstos lleuaron presos los de Huexoçingo y Cholula, los quales fueron cargados de oro plumería, preçiadas rrodelas doradas. Y murieron por todos, mexicanos y tezcucanos, Tacuba, ocho mill y dozientos. Oydo Monteçuma la dolorida nueua, comiença de llorar amargamente. Mandó a Çihuacoatl luego biasen a rreçibir a los mexicanos los biexos cuauhhuehuetque y saçerdotes biexos, y hiziesen rresonido en los templos de los dioses e atabales, "porque, llegados, les haremos sus onrras como a tales prençipales heran". Puesto en rringlera, les toparon en la parte llaman Malcuitlapilco, que agora es la aluarrada de Santisteuan, los quales benían la terçia parte de los que abían ydo a la guerra, los quales benían llorando qual sus hermanos, qual tío, qual a su padre. Topados asimismo los biexos, hazen llanto dolorido. Llorando salió a resçibirlos Monteçuma y Çihuacoatl, los quales traían unas mantas como serbían de luto, llaman quauhquemitl y cuauhtilmatli, y unos bordones las manos, los quales estauan a los pies del Huitzilopochtli, arriba del templo. Luego ubieron hecho rreuerençia y comido la tierra de los pies del ydolo, se binieron al palaçio de Monteçuma, el qual estauan allí todos aguardando el senado. Mandó luego Monteçuma luego a la ora labrasen el tlacochcalli, la tumba, para quemar los bultos de los prençipales muertos, los quales fueron dos. Hechos, fueron quemados y llorados en sus casas con las çerimonias que se suele hazer tre prençipales difuntos en guerras, según que arriba se a contado. Preguntado a los de Tlatelulco, que agora es Santiago, quántos murieron de ura parçialidad y pueblo, dixeron que nenguno abía muerto. Preguntado Monteçuma: "Pues ¿adónde estáuades quando la guerra y matança de los mexicanos?", rrespondieron los prençipales mexicanos: "Estarían escondidos rriéndose de nosotros estos bellacos, pues sabéis señor, que en [?] y por guerra son nros basallos, en campo bençidos, queriéndolo ellos"; "e los bastimentos que nos dan para la guerra es muy poco según que ellos prometieron en la guerra darían, ni tanpoco dan los cueros de tigueres, esmeraldas, plumería, preçiadas abes de las costas o su plumería de ellos, no lo dan y son, conforme esto, obligados a darlo, como lo prometieron a mi padre y señor Axayaca, rrey, los bençió, desbarató por justa guerra, causa y rrazón. Pues agora digo yo, como rrey Monteçuma soi de Mexico Tenuchtitlam, bayan quando fueren los mexicanos a las guerras y tributen y pongan sus basallos que las guerras prendieren para el sacrifiçio del Huitzilopochtli, como todos los demás hazen, y de esto les den luego abiso a ellos y se les çite forma sin enbargo, y si sobre esta rrazón no les quadrare, que luego se torne batalla contra ellos como les hizo mi padre el rrey Axayacatl. Tanbién mando que bengan ni tren en este tribunal hasta que ellos hagan presa las guerras de esclauos". Ydos los baxadores de esta manda del rrey Monteçuma fueron con ellos a Tlacateeccatl y a Tlacochcalcatl y con ellos fue Cuauhnochtli, capitán, y Tlilancalcatl. Llegados, mandan bengan todos [139r] todos los yntitulados, llamados tequihuaques y cuacuachicti, otomi, capitanes, y delante de estos fueron por el rrey Axayaca bençidos, desbaratados, explícanles la baxada del trey Monteçuma sobre la rrazón arriba dha y se acuerden de que en esta batalla murió su rrey Moquihuix y la promesa hellos le hizieron al rrey Axayacatl, padre de Monteçuma, que oy rreina. Bueltos los mensajeros, explican la baxada lleuaron, de que Monteçuma dixo: "Esto quiero sepan y tiendan". Y en un año no traron en las casas rreales de Monteçuma. Y abido su conçejo tre ellos, tlatelulcanos, propusieron ánimo baleroso de yr a morir a las guerras hiziere el trey Monteçuma, pues lo mandaua así expresamente. Dende algunos días binieron mensajeros los de los pueblos de teuctepecas abían muerto tratantes, mercaderes mexicanos. tendido Monteçuma la causa dello no aber llegado los mexicanos dentro de sus últimos pueblos sino a las orillas de la Gran Mar y rríos, oydolo Monteçuma, bía a llamar a los dos rreyes de Aculhuacan, Neçahualpilli, y el de tepanecas, Tlaltecatzin. Benidos los dos rreyes, en prezençia de ellos dixeron los mexicanos capitanes: "Suplicamos a este esclaresçido tribunal, ymperio, que se haga tan presto este biaxe hasta satisfazerse bien ura magestad". Dixo Monteçuma, con acuerdo de los rreyes, que estaua bien acordado de la manera que dezían. Y así, fueron doze mexicanos pláticos y ábiles las guerras. Llegados, bieron el gran rrío y con dádiuas les pasaron a la otra parte. Bieron una poderosa albarrada y los caminos todos estacados, que no abía donde poner el pie. Con esto boluieron los mexicanos con esta rrelaçión a Monteçuma. Oydolo, mandó les diesen de bestir a todos los que abía allá ydo al mandato del rrey. bió mensajeros a los dos rreyes luego hiziesen gente sus tierras y bió asimismo a todos los pueblos comarcanos suxetos a la corona mexicana con esta baxada. Dixeron luego se haría gente como lo mandaua para el biaxe del pueblo de Teuctepec. Luego, otro día, se barcaron unos a canoa, otros a pie. Binieron los tlatelulcanos, truxeron mucho bastimento de todo género de comida llaman texhuatzalli (harina molida de maíz), frisol molido, pinole de cacao y pinole molido, mantas de nequén delgadas para el camino, cactles (cotaras) para caminar, chile molido, cueros colorados. Oydolo Monteçuma, díxoles: "Dezildes que quién les mandó hazer esto, que pues no lo mandé se lo lleuen, que no es menester, ya lleuan harto matalotaxe el campo mexicano". Con esto los biexos y biexas lo abían lleuado començaron a llorar amargamente. Bueltos con su matalotaxe, comiençan el campo tlatelulcano a caminar para la guerra y juntados con el campo mexicano, se fueron juntos. Llegados a los puertos de Teuctepec, rrompen la muralla y fuerte albarrada que abían hecho. Comiençan luego de hazer balsas de cañas de Castilla, fuertes, bien texidas. Llegados a las fortalezas y asiento de los enemigos, y danles tan de súpito al quarto del alua los soldados bisoños se hizieron tequihuaques y hizieron presa de los enemigos y ubo algunos que prendieron dos enemigos. Començaron luego de quemar el templo tenían y las casas prençipales del señor. [139v] Y tanto se mostraron de balerosos los tlatelulcanos que no ubo uno ni nenguno que no hizo presa, qual de esclauo, qual de rropa, qual de rriqueza. Dixo el biexo capitán Huitznahuatlailotlac y Ticocyahuacatl y Teuctlamacazqui y el general Cuauhnochtli, dixeron: "El cumplimiento del rrey Monteçuma es cumplido, que no an quedado nenguno de los de Teuctepec. Y es menester luego bayan mensajeros a dar abiso al rrey Monteçuma de la destruiçión de este pueblo. Y para lleuen buen despacho, comiençen a contar los cautiuos que cada pueblo hizo. Y primero comienço yo el mexicano y luego cada un pueblo, y los que agora nuebamente se an hecho y tresquilado por tequihuaques. Que de todo le lleuen abiso a Monteçuma". Contados los presos de los mexicanos, fueron quatro çientos con los de los de Chalco, dozientos de Coatlalpan, y los de Tierra Caliente y los chinanpanecas, dozientos, y los de Coatlalpan, çiento y cuarenta, y los de Matalçingo, çiento y ochenta, y los llaman Nauhteuctli, çiento y beinte, y los de Aculhuacan con todos sus sujetos, ochoçientos, más otros dozientos de los bisoños, y los tlalhuacpanecas con sus suxetos, trezientos, y los tequihuaques nueuos hizieron presa fueron dozientos y sesenta.